Orizaba.- Quienes nos vamos encontrando con Jesús, le vamos dando sabor a nuestra vida personal, dijo en su homilía el Obispo Eduardo Cervantes Merino.

Recordando que el encuentro con Jesús surge en la medida de la relación que existe con el Señor, el fortalecimiento de la persona en la oración, en el crecimiento del conocimiento de Jesús en la meditación del Evangelio, la convivencia con los hermanos y de la participación de los sacramentos, “es de esta manera cómo nuestra vida cristiana se va configurando”.

El hijo de Dios nos sirve para imitarlo y poder ser una luz para la oscuridad, una alternativa, una manera diferente de ver la vida reflejada en el egoísmo, pecado, venganza, corrupción… sacando ventaja a los más limitados, advirtió monseñor en la Misa dominical.

Don Eduardo Cervantes Merino recordó que Jesús propone una alternativa de vida y esa alternativa de vida somos los que creemos en Él, por eso dice este domingo San Pablo “iluminen al mundo con la luz del Evangelio reflejada en su vida”.

Esta encomienda, dice el Obispo de Orizaba, la podemos hacer en la casa, escuela, comunidad, parroquia, trabajo, olvidándose de las críticas y discriminación, de chismes. “No marquemos sólo las fallas, sino también las voluntades buenas de los hermanos. Cuando hablamos mal, nos expresamos mal”, por lo que animó a pensar qué es lo que ha hecho que la personas sea así. “Hermanos, antes de emitir un juicio, piénsalo”.

Madurar en las relaciones personales y poner en práctica estos consejos que Jesús nos da hoy en el Evangelio: vivir en la coherencia, son otras de las recomendaciones que el Obispo de Orizaba hace; pidiendo al Señor que permita aprender de Jesús y se vuelva a ser hermanos, que se eviten los juicios fáciles, las descalificaciones o críticas.

“El día que los católicos, incluso los católicos que se andan metiendo en cosas que no son de Dios, nos demos cuenta que somos hijos de Dios y que Él nos ha dado un gran regalo, ese día nos veremos como hermanos, como uno que me pertenece, tal y como lo decía San Juan Pablo II”.

Marlene Vela Mota

Buena Noticia