Historia.

 


 

La Diócesis de Orizaba fue erigida por la bula Adiutorium Ferre del Papa Juan Pablo II con fecha 15 de abril del año jubilar 2000. Se desmembraba íntegramente de la Arquidiócesis de Xalapa. En esa misma fecha, mediante la bula Ministerium nostrum, se estableció la hermana Diócesis de Córdoba, igualmente separada de Xalapa, sede metropolitana a la cual las dos nuevas circunscripciones quedaron asignadas como sufragáneas[1].

La región que comprende la diócesis formó parte primeramente de la de Puebla, y a partir de la fundación del obispado de Veracruz en 1844, que abarcaba la mayor parte del estado del mismo nombre, estuvo integrada a él, como porción particularmente destacada.Desde esta fecha la historia de la Iglesia que peregrina en esta zona está indisolublemente vinculada a la del obispado veracruzano. Esta región, que siempre ha tenido como principal centro de población a Orizaba, sede de los poderes políticos y religiosos, desde tiempos muy antiguos se significó por su potencial económico y comercial, fundado primero en la agricultura y después en la industria, pero sobre todo se ha caracterizado por laboriosidad y el espíritu religioso de su gente, expresión del cual son la abundancia y belleza de sus templos, la fecundidad en las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada, la participación viva y entusiasta de los seglares. De hecho la ciudad de Orizaba y la Iglesia crecieron juntas y en estrecha relación.

Así se explica la inquietud por establecer una silla episcopal en Orizaba desde finales del siglo XVIII. En el año de 1799 el señor Ramón de Posada y Soto, funcionario de la Corte de España, expuso la conveniencia de crear tres nuevos obispados para el Virreinato de Nueva España, uno de ellos en la costa de Veracruz. El 20 de mayo de 1800 se expidió una real cédula que pedía al virrey de Nueva España la información necesaria sobre el particular, petición reiterada por otra cédula de 13 de septiembre de 1803. El asunto trascendió y los ayuntamientos de Córdoba, Orizaba y Veracruz presentaron solicitudes para conseguir que en ellas se estableciera la sede del futuro obispado.

El cabildo de Orizaba dirigió su petición el 18 de octubre de 1800 al virrey Don Félix Berenguer de Marquina para que propusiera esta Villa con preferencia a las demás poblaciones para el establecimiento en ella del nuevo obispado, exaltando las bondades de la población y malinformando a las otras. Firmaban el documento los señores Lucas Bezares, Francisco Antonio de la Borbolla y Noriega, Marcos González, Lic. José Antonio Suárez Melo, Juan Antonio de Cora, Benito Antonio Rocha, Manuel Montes Argüelles y José de Salazar y Cortázar. Lo mismo hicieron los ayuntamientos de las otras poblaciones aspirantes a sede episcopal.

Tocó al virrey Don José de Iturrigaray dar respuesta a la consulta que pedía el rey, remitiendo su informe a España en 1804. Él era de la idea de que la sede se debería establecer en la costa, pues consideraba que el propósito del rey no era buscar un lugar de recreo y comodidad para el obispo, sino poner a éste en un lugar donde su trabajo apostólico resultara de mayor utilidad para la Religión, el Estado y los Fieles. Los posteriores acontecimientos políticos en España y México, impidieron la realización del proyecto[2].

En la convulsión propia de la guerra por la independencia mexicana se destacaron dos sacerdotes de esta región, los padres Juan Moctezuma Cortés, párroco de Zongolica, y Mariano De las Fuentes y Alarcón, párroco de Maltrata, quienes al mando de tropas insurgentes tomaron la ciudad de Orizaba en mayo de 1812.

El 5 de enero de 1844 Su Santidad Gregorio XVI creó el obispado de Veracruz; sin embargo, la ejecución de la bula correspondiente sólo pudo llevarse a cabo veinte años después, por una parte por los problemas políticos de esos años, pero también por la contienda sobre el lugar en que se colocaría la sede episcopal. Las ciudades de Veracruz, la originalmente señalada, y las de Orizaba, Córdoba y Xalapa, se disputaban el honor.

Nuevamente los orizabeños albergaron esperanzas de tener aquí a un obispo, y con ese fin elevaron reiteradas peticiones. Llegó a decirse que el ejecutor de la bula, Mons. Clemente de Jesús Munguía, obispo de Michoacán, se inclinaba por la ciudad de Orizaba[3]. La sede, finalmente se estableció en Xalapa.

Conviene apuntar que dos de los primeros obispos de la diócesis de Veracruz o Xalapa fueron orizabeños. El primero, Don Francisco de Paula Suárez Peredo y Bezares, aunque oriundo de Puebla, había vivido en Orizaba, de la que llegó a ser párroco; cuando recibió la designación episcopal era canónigo de la iglesia catedral de Puebla. Su hermano Ignacio, tercer obispo de Veracruz, era nativo de Orizaba y muy joven fue párroco del pueblo de Nogales[4].

Las aspiraciones de ser cabecera de la Diócesis no se extinguieron. En tiempos del episcopado de Mons. Ignacio Suárez Peredo se volvió a hablar del asunto. Un distinguido cronista orizabeño atestigua haber escuchado de viva voz del señor Obispo la conveniencia de trasladar la sede episcopal a Orizaba. Esta misma persona habla de los arreglos que se hicieron al templo parroquial de San Miguel para la función catedralicia[5].

Siendo la ciudad de Orizaba una de las principales del territorio diocesano, ésta y las poblaciones de su entorno siempre tuvieron la presencia cercana de los pastores diocesanos, como consta en los libros de gobierno de las parroquias más antiguas de la diócesis.
Apenas llegado a estas tierras el santo obispo Mons. Rafael Guízar Valencia, promovió la creación del obispado de Papantla, para el cual fue designado como primer prelado el señor cura de San Miguel de Orizaba Nicolás Corona y Corona, en el año de 1923[6].
En las últimas décadas del siglo anterior, en varias ocasiones se escucharon voces en el Presbiterio de la entonces Arquidiócesis de Xalapa, acerca de la necesidad de crear un nuevo territorio episcopal en la zona sur, dado el crecimiento poblacional, la multiplicación de las parroquias e instituciones de Iglesia y la dificultad para un solo obispo de atender suficientemente la vasta y variada Iglesia diocesana.

El señor arzobispo Mons. Sergio Obeso, después de consultar a sus consejeros y al Presbiterio en general, inició en 1996 la tramitación de la erección de las dos nuevas diócesis de Orizaba y Córdoba, misma que culminó en las bulas fundacionales del 15 de abril de 2000. En esa ocasión fue preconizado como primer obispo de Orizaba el presbítero Hipólito Reyes Larios, originario de Ciudad Mendoza, quien ocupaba el cargo de rector del Seminario Mayor Arquidiocesano.

El 13 de junio sucesivo, el Nuncio Apostólico Mons. Leonardo Sandri dio cumplimiento a la bula Adiutorium Ferre, quedando así debidamente establecido el nuevo obispado. En esa misma fecha Mons. Reyes recibió la ordenación como obispo, de manos del señor arzobispo de Xalapa.

La nueva diócesis con su obispo a la cabeza fue organizando las diferentes estructuras administrativas, económicas y pastorales requeridas para funcionar de modo independiente. Entre los pasos que merecen especial mención se cuentan la fundación del Seminario Diocesano “La Sagrada Familia” el 3 de agosto del año 2001en las instalaciones adaptadas en la cabecera municipal de Mariano Escobedo, el establecimiento del Instituto de Estudios Superiores “Guillermo Nicolás”, aprobado por la Secretaría de Educación Pública para el estudio de la Filosofía por parte de los seminaristas, el 23 de agosto de 2002, la fundación de varias parroquias y la promulgación del Primer Plan Diocesano de Pastoral el 12 de agosto de 2004.

El señor obispo Hipólito Reyes fue preconizado arzobispo de Xalapa el 10 de abril de 2007 y tomó posesión de su oficio el 19 de junio posterior. Durante la sede vacante fungió como administrador diocesano el Pbro. José Francisco Aguilera Medrano.
Como segundo obispo fue nombrado Don Marcelino Hernández Rodríguez, quien fungía como obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, el 23 de febrero de 2008, ingresando a la Diócesis el siguiente 22 de abril.

El segundo Obispo continuó el trabajo pastoral ya en marcha en esta Iglesia local, y posteriormente, impulsó la Misión Permanente promovida por la asamblea de obispos latinoamericanos en Aparecida 2008, así como la elaboración del nuevo plan de pastoral.
El 11 de noviembre de 2013 es nombrado Obispo de la Diócesis de Colima por el Papa Francisco, tomando posesión canónica el 10 de enero de 2014, convirtiéndose así en el XIº Obispo de Colima.

Fueron 15 meses que la Diócesis de Orizaba quedó, por segunda vez, en sede vacante, siendo administrador diocesano el presbítero José Francisco Aguilera Medrano hasta el día 2 de febrero del 2015, que el Papa Francisco nombró al entonces presbítero Francisco Eduardo Cervantes Merino como tercer obispo de nuestra diócesis.

Para el 23 de abril del mismo año, el presbítero Francisco Eduardo Cervantes Merino fue ordenado obispo por el Nuncio Apostólico, Mons. Christophe Pierre. Tomando posesión de su actual de la iglesia Catedral de San Miguel Arcángel el día 24 de abril del 2015.

[1] L’Osservatore Romano, ed. española, n.16, 21 de abril de 2000, 4.
[2] Manuel B. Trens, Historia de Veracruz, T. II, Jalapa-Enríquez 1947, 600-615. Ofrece abundante información sobre el proyecto de fundación de una diócesis en Veracruz
[3] Celestino Barradas, Seminario, Trayectoria de un siglo y realidad presente, Ediciones Ut Sint Unum, México 1966, 30 ss.
[4] Celestino Barradas, o.c., 41, 63; Historia de la Iglesia en Veracruz, T. I, Ediciones San José, Xalapa Ver. …, 269-271, 307
[5] José María Naredo, Estudio Geográfico, Histórico y Estadístico del Cantón y de la Ciudad de Orizaba, T. II, Imprenta del Hospicio, Orizaba 1898, 66, 269-271
[6] Celestino Barradas, Historia de la Iglesia en Veracruz, T. III, 255

 

 

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