Con la Pascua del Señor la Iglesia se llena de vida, se llena de signos no sólo en el interior, sino también al exterior con signos de vida como el de los hermanos que recibieron los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, dijo Monseñor Eduardo Cervantes Merino al presidir la Eucaristía del Domingo de Resurrección.

Con el Sacramento de la Reconciliación, agregó, también tenemos actitudes de vida para ser levadura nueva y transformar la sociedad y lo hacemos de diferentes maneras, por eso con nuestra actividad le damos rostro a la sociedad, en el trabajo, los estudios, en la actividad más sencilla que construye y sirve; también lo hace el miedoso, el que solo calcula y dice. “Revisemos cuál es la levadura que tenemos y da rostro a lo que reflejamos, qué estamos construyendo, para el bien o para el mal: con valores o sin valores; qué tipo de levadura ponemos en la familia, en el trabajo; qué tipo de temas trato con los amigos, ahora con las redes sociales qué es lo que más replicó o qué noticias comparto. Hablando de valores, ¿compartimos alegrías o sombras?”.

La Iglesia nos anima a tomar la antigua levadura para que no caigamos en la trampa de construir una sociedad sin Dios, que descalifica, que no crece ni se desarrolla, que nos mantiene estáticos, que nos hace dependientes, porque quiere que nuestras decisiones dependan de uno solo y no tomemos la ruta de nuestra propia responsabilidad”.

Nos invitó a tirar la antigua levadura que sí infla a la masa, pero no la marca por el bien. Si estamos en esa situación, el Señor nos anima a que la tiremos y que nuestra vida la sigamos con empeño, que desarrollemos capacidades, veamos cuántos dones y carismas Dios ha puesto en nuestro corazón, a vivirlos para construir nuestra familia, hacer amigos, en los estudios, en el ambiente de barrio y en la participación en los temas sociales, “pero con la levadura nueva que es Cristo, nuestro Cordero Pascual; la levadura nueva del perdón, de la vida, de la justicia, de la paz, la solidaridad, de dialogo en la familia, de mayor escucha en las comunidades, en el barrio, que transforme la sociedad por dentro y por fuera.

En la celebración participó un grupo de jóvenes que recibió el Sacramento de Bautismo y Confirmación en la Noche de Pascua y este Domingo de Resurrección hicieron su Primera Comunión, para la que se prepararon con el apoyo incansable de los catequistas, a quienes el Obispo agradeció su dedicación.